Hace unos días comenzó el verano, y con él las altas temperaturas, la escasez de lluvias y, para contrarrestar, el comienzo de la temporada de regadío del olivar. Ayer pasé la noche probando el riego de una de nuestras fincas y aproveché para obtener unas fotografías bastante bonitas (hice muchas para obtener alguna de calidad).
Se preguntarán porqué regamos de noche y la respuesta es sencilla, para evitar la evaporación en la medida de lo posible y así mantener durante más tiempo la humedad en el suelo. Todo lo contrario ocurre en invierno, cuando es más aconsejable regar durante el día ya que las bajas temperaturas de la noche congelan el agua causando daños en las plantas, aunque eso no nos influye ya que el olivo no se riega en invierno debido a que permanece en parada vegetativa durante esos meses tan fríos. Al ser una planta tradicionalmente de secano, el olivo no necesita grandes cantidades de riego y sólo le aportamos una pequeña ayuda mediante riego localizado para poder sacar la cosecha adelante durante estos meses tan calurosos.
Aquí pueden ver las fotografías citadas colgadas en nuestra cuenta de flickr.
0 comentarios