Después de este final de invierno y principio de primavera tan lluviosos, la hierba campa a sus anchas por todos sitios. La lluvia es una bendición para todos aquellos que nos dedicamos al campo, y en general para todos, pero tiene algún problemilla.
Como ya os he explicado en otras ocasiones, nosotros el manejo de suelo lo realizamos a través de cubiertas vegetales, que no son más que mantener la vegetación autóctona en medio de las calles del olivar, pero hay que controlarla. Si dejásemos la hierba a su antojo competiría directamente con el olivo por el agua y los nutrientes del suelo, hasta ahora, con exceso de humedad eso no es problema, pero a partir de que el sol aprieta hay que evitarlo.
Con la ayuda de una desbrozadora cortamos la hierba a unos pocos centímetros del suelo, así no muere, y vuelve a brotar. Conseguimos así que las raíces sigan sujetando el terreno y luchando contra la erosión, y también aportamos los restos cortados al suelo, sirviendo de nutrientes a la siguiente generación, aportando materia orgánica.
Os dejamos a continuación un video para que veáis el antes y el después del trabajo realizado.
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